DE LA IMITACION DEL SAGRADO CORAZÓN - VI
LA IMITACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN
La purificación del corazón
Fuimos creados... ¿Para qué?
Comenzaremos por ponernos en la presencia de este corazón con toda humildad diciendo:
Jesús manso y humilde de Corazón,
haced nuestro corazón semejante al vuestro.
Escuchemos ahora su voz que nos dice:
Hijo mío, has sido criado para la
bienaventuranza; la razón lo prueba, la fe lo enseña, la experiencia lo
confirma. Hijo,
buscas sin descanso la felicidad, y haces bien; pero deja de buscarla en las
criaturas, porque no la encontrarás en ellas.
Ninguna
cosa de este mundo es capaz de llenar tu corazón, y aunque poseyeras tú sólo
todo lo creado, tu corazón permanecería vacío y sin felicidad.
Los
bienes de la tierra excitan, pero no satisfacen nuestros deseos; antes, cuanto
más poseyeses, tanto más los ambicionarías.
¿Piensas
tú encontrar en las criaturas lo que en ellas no se haya? Nadie da lo que no
tiene.
¿Por
ventura alcanzarás tú lo que ningún mortal ha conseguido? Ahí tienes a Salomón
el más sabio entre los hombres: abundaba en toda clase de bienes, usaba
incesantemente de nuevas delicias, asombró a las naciones con la inmensidad de
sus tesoros, y la gloria de su fama llegó hasta los confines del mundo.
Más en
la amargura de su corazón se vio forzado exclamar: ¡Vanidad de vanidades, todo
es vanidad!
Aunque
en el mundo poseyeres cuánto apetezca tu corazón, aunque fueres el dueño de la
tierra toda, aunque te honren todos los hombres, aunque de todo goces, al cabo
descubrirás que te has encontrado con nada, con vanidad y aflicción de espíritu.
Te dejo con estas palabras del Divino Amor hasta mañana...
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