CONFIANZA EN LA MISERICORDIA


SOR BENIGNA CONSOLATA FERRER

"EL APÓSTOL DE LA MISERICORDIA DIVINA"


La "Pequeña Secretaria" del Corazón Adorable de Jesús escribía a dictado del Divino Amor.

"Yo preparo la obra de mi Misericordia."
"Yo quiero una nueva resurrección en la sociedad y Yo quiero que sea la obra del Amor."

La semana pasada veíamos la esclavitud a la que el hombre intenta someterse con la llamada "ingeniería social", sin atender a los latidos del Corazón Sagrado de Jesús que nos grita su Amor por medio de esta Sierva de Dios:

"No sabes bien, ¡Oh Benigna!, el placer que experimento haciendo el oficio de Salvador. Es mi mayor placer y hago mis más hermosas obras maestras, precisamente con las almas que saco de mayores miserias, porque éstas me dan más que hacer, más materia para trabajar."

Del "VADEMECUM" extraemos:

El Tratado de Caridad
(Primera parte)

  1. ¡Oh alma!, dice Jesús. Para amarme con todo tu corazón, debes amarme en todas las criaturas, dando siempre la preferencia al prójimo, porque debes amarle más que a ti misma. 
  2. Por amor es por lo que debes de aquí en adelante considerar a tus hermanos, como otras tantas Hostias consagradas, en las cuales, a través de la apariencia, que a veces puede ser defectuosa, tú no veas más que a Mí. Esto te igualará con todas, porque no harás ya distinción.
  3. Tu Jesús, es uno solo, oculto bajo cualquiera persona. Me amarás en todas ellas de igual manera: Me compadecerás, Me ayudarás, y, sobre todo, si te sucediera tener que sufrir cualquier cosa de tu carísimo prójimo, lo ocultarás en tu corazón, como se hace con las cosas preciosas que se tienen escondidas por no correr el riesgo de perderlas.
  4. Por tu parte, procurarás no hacer sufrir nunca a nadie. Esto te costará mucho, porque siempre tendrás que sacrificarte, más acuérdate que, decir sacrificio, es lo mismo que decir amor, y decir amor, es decir sacrificio.
  5. Ayudarás al prójimo lo más que puedas con el buen ejemplo; acuérdate que debes ser en la comunidad como la personificación de mi bondad, de mi misericordia, y de mi caridad, y después estudiar siempre el modo de anteponer los intereses del prójimo a los tuyos propios.

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