POR LA PATRIA AL AMOR MISERICORDIOSO


MADRE MARIA TERESA DESANDAIS

El Apóstol del Amor Misericordioso



OFRENDA Y PRECES POR LA PATRIA

Corría el año 1923, cuando el 1° de febrero el mundo entero era exhortado por el Vicario de Cristo a pedir y elevar oraciones para no volver a vivir el horror de otra guerra.

Por aquella época, S. S. Pío XI recibía una réplica de la imagen del Amor Misericordioso y concedía indulgencia a la Oración de Ofrenda compuesta por la Madre María Teresa Desandais:


Ofrenda al Amor Misericordioso

“Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, Vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo en Él, por Él, y con Él, a todas sus intenciones, y en nombre de todas las criaturas”.

Una década más tarde, en el marco del inicio de la Guerra Civil Española, en la revista "Sobrenatural" aparecía la exhortación del Amor Misericordioso al pueblo español a pedir por su Patria en los siguientes términos:

"Quiero que en estos momentos se rece mucho por vuestra Patria. Quiero la unión... "

Yo os amo 
¡Creed en Mí! 
¡Jamás os abandonaré! 

¡Redoblad la devoción a la OFRENDA... vuestra arma y poderoso escudo!"


¡Sagrado Corazón de Jesús, salvad a nuestra Nación!


* * *
En el siglo XXI, año 2018, nuestra amada Patria mexicana no está menos necesitada de la ayuda, del auxilio, del socorro del Sagrado Corazón de Jesús. 

Propongo el programa que la Madre María Teresa Desandais ofrecía al pueblo español, sacado del Amor Misericordioso del Divino Corazón.


Oremos por la Iglesia y por la Patria

Padre Nuestro - Ave María - Gloria.


Ofrenda al Amor Misericordioso
“Padre Santo, por el Corazón Inmaculado de María, os ofrezco a Jesús, Vuestro Hijo muy amado, y me ofrezco a mí mismo en Él, por Él, y con Él, a todas sus intenciones, y en nombre de todas las criaturas”.
Señor, ten piedad
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial, ten misericordia de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo, ten misericordia de nosotros.
Dios, Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios, ten misericordia de nosotros.

PRECES:

Señor, que dijiste: “cuanto pidiereis al Padre en mi nombre os lo concederá” [Io. 16, 23]: en tu nombre pedimos al Padre que nos conceda la santa libertad de la Iglesia para trabajar en la propia santificación y la salvación de las almas. Amén.

Señor, que dijiste: “pedid y recibiréis, buscad y hallaréis, llamad y os abrirán” [Mt. 7, 7]: pedimos que ilumines con tu divina luz a los que en tus manos tienen los destinos de nuestra Patria: buscamos tu amor acompañado de buenas obras; llamamos a las puertas de tu Amor Misericordioso para que se apiade de nuestras almas, de nuestras familias y de nuestra Patria. Amén.

Señor, que dijiste: “el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” [Mc. 13, 31]: concédenos por tu omnipotencia la estabilidad y prosperidad de la Religión en nuestra Nación, la libertad de las Órdenes religiosas, la paz de nuestro pueblo y la rectitud de sus gobernantes; si ha de ser todo para gloria tuya y bien de nuestras almas. Amén.

Oración a la Santísima Virgen
Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh Madre, Virgen de las vírgenes, y gimiendo bajo el peso de mis pecados me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Oh Madre de Dios, no despreciéis mis súplicas, antes bien escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.

Refugio de pecadores, ruega por nosotros.

La Madre Desandais ponía especial énfasis en la siguiente advertencia antes de firmar con su pseudónimo:

Advertencia. - Estamos en la hora de la plegaria. En varias parroquias e iglesias se adora a Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar. Ofrécete para hacer siquiera semanalmente media hora de adoración por las necesidades de la Iglesia, de tu Patria, y del mundo entero, sin omitir la Misa y Comunión diaria. Esto, practicado con amor y perseverancia, nos merecerá una especialísima protección del Amor Misericordioso, Cristo Jesús.


P. M. SULAMITIS





Comentarios

Entradas populares