SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO


LA GRAN LECCIÓN DEL DIVINO MAESTRO

LAS VIRTUDES DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS,
VIRTUDES VISITANDINAS, VIRTUDES DE LOS GUARDIAS DE HONOR
a la luz de San Francisco de Sales


"En aquel momento tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera»."
Mateo 11, 25-30

Continuamos con estas palabras:

«Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar


Jesucristo y los movimientos e impulsos de su Corazón Divino, son un verdadero Misterio, que solo son revelados y entendidos por aquellos a los que el Señor escoge para darse a conocer. Para el resto seguirán siendo un Misterio, mientras Él así lo quiera.

No está en nosotros entenderlo, ni explicarlo. Aquí, pues, entra la SENCILLEZ, que ante lo inexplicable, se abandona como el niño en brazos de su madre y se deja hacer a su voluntad.

Es el mismo hombre quien se crea complicaciones mentales que hacen inaccesible la ilustración del Espiritu Santo en el conocimiento y aceptación de la voluntad de Dios.


Para San Francisco de Sales, la Sencillez nos permite adherirnos con la mayor libertad a la Voluntad de Dios y hacerla nuestra hasta seguirla fielmente, haciendo al alma capaz de conocer a Dios más íntimamente y disponerla a la revelación que le quiera dar...



«No hay que juzgar las cosas según nuestro gusto, sino según el de Dios. Eso es lo importante: si queremos ser santos siguiendo nuestra voluntad, no lo seremos jamás; tenemos que serlo según la voluntad de Dios».

«Hay que amar la santísima voluntad de Dios en las pequeñas y en las grandes ocasiones» «Y cuando esa voluntad sea para nosotros dolorosa, nuestra fidelidad, lejos de desmentirse, estrechará los lazos de amor que nos unen a Cristo crucificado.»

«No os fijéis nunca en la naturaleza de las cosas que hagáis, sino fijaos en lo que valen, a pesar de lo mezquinas que son, pues son queridas por la voluntad de Dios, ordenadas por su Providencia, dispuestas por su sabiduría. En resumen, si a Dios le son agradables y así lo vemos, ¿cómo pueden desagradarnos a nosotros?»


«¡Pobres gentes! Se atormentan por encontrar el arte de amar a Dios y no saben que el único arte es amarlo; piensan que se necesita cierta destreza para adquirir este amor y, sin embargo, sólo se encuentra en la sencillez», «no hay más arte que... ponerse a practicar las cosas que le son agradables, pues es el único medio de encontrar y conseguir ese amor sagrado, siempre que esta práctica se lleve a cabo con sencillez, sin turbarse ni inquietarse».

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