SER GUARDIA DE HONOR
SER GUARDIA DE HONOR
LIBRAR Y VENCER LA PRIMERA BATALLA DEL DÍA
¡EL MINUTO HEROICO!
El ejercicio de la Unión con Dios requiere disciplina. Adecuar la inteligencia y la voluntad es indispensable.
Somos parte de la Iglesia Militante... la palabra Militante viene de "milites", es decir, del que se adiestra para la guerra.
No la paz, he venido a traer la guerra, dice el Señor... y la guerra que todos los días debemos hacer, como todo cristiano, pero de manera particular como Guardias de Honor es contra nosotros mismos.
Guerra contra nuestras pasiones, inclinaciones, aversiones, humores... El mártir cristero gritaba: "Viva Cristo Rey" en el momento de la batalla... también nosotros, querido Hermano Guardia de Honor, en cada combate que libramos, llevemos este lema en los labios, pero sobre todo en el corazón: "Viva + Jesús"... "Viva Cristo Rey".
Ahora... pensemos un momento, dónde y cuándo es que tenemos oportunidad de librar nuestras batallas...
Todos los días, nuestra primera batalla es a la misma hora y el enemigo nos hace la guerra, y de esta lucha, dependen las victorias que cantaremos durante el día... ese enemigo es "¡el despertador!" y la lucha es al levantarnos...
Quien es fiel en las cosas pequeñas, dice Jesús, lo será también en las grandes... y lo podemos traducir en... quien es fiel en preferir a Dios en la simple acción de despertar y arrojarse en el Corazón Divino de Jesús haciendo un acto de amor y levantarse de inmediato... pronto será fiel en cosas de mayor peso e importancia.
San Francisco de Sales insiste a sus Hijas Visitandinas en que el primer pensamiento sea para Dios, pues de este acto depende todo el día, ya que esta acción tan pequeña tiene una gran carga de obediencia, fidelidad y prontitud. Arrojar el alma en Dios con ímpetu y vehemencia, y después imitar este acto con el cuerpo.
Les persuade a pensar que el sueño tiene una semejanza con la muerte, mientras que el despertar lo tiene con la resurrección. Así, pensando en estas realidades la vida no puede ser la misma, "la resurrección" de cada día tiene que ser a una vida nueva, más plena, más espiritual... no a ilusiones bonitas que no hacen adelantar en la perfección.
La vida de la monja visitandina es una muerte al mundo para vivir en Dios... la vida del Guardia de Honor lleva una participación especial en esta muerte y la cama nos debe representar cada noche el sepulcro del cual hemos de levantarnos en el día postrero cuando las trompetas anuncien la venida de Jesucristo.
Que cada día al despertar, tú y yo, querido Hermano, Guardia de Honor, sea una resurrección, un encuentro con el Corazón de Jesús que se abre amoroso en la llaga de su costado para acogernos y bendecirnos.
¡Dios sea bendito!
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