III - IVD

 

FILOTEA PUEDE ENGAÑARSE 

al elegir la devoción que quiere practicar...

Tú aspiras a la devoción, queridísima Filotea, porque eres cristiana y sabes que es una virtud sumamente agradable a la divina Majestad; mas, como sea que las pequeñas faltas que se cometen al comienzo de una empresa crecen infinitamente en el decurso de la misma y son casi irreparables al fin, es menester, ante todo, que sepas en qué consiste la virtud de la devoción, porque, no existiendo más que una verdadera y siendo muchas las falsas y vanas, si no conocieses cuál es aquélla, podrías engañarte y seguir alguna devoción impertinente y supersticiosa. 

San Francisco de Sales tenía claro que el que emprende el camino de la perfección puede desviarse según sus propias y malas inclinaciones, esperando que Dios se ajuste a sus deseos, conveniencias e incluso caprichos. Esto es lo que él entiende por "devoción falsa". Pensamos a veces que si sentimos paz en el corazón, es que Dios está satisfecho de nosotros, pero nos engañamos. Este ilustre doctor escribe a uno de sus dirigidos:
No se encuentra vocación, ni estado de vida, que no tenga sus amarguras, sus tribulaciones, sus trabajos, y excepto aquellos que se resignan enteramente en Dios, todos quisieran cambiar su condición por la de los otros. 
Esta inquietud frecuente en las almas, procede del disgusto que experimentamos en las contradicciones, así como de una cierta malicia de espíritu, que nos presenta el estado de vida de los demás como mejor al nuestro. Pero no es así: quien no se resigna en todo a la voluntad de Dios, ya de vueltas por todos lados, nunca encontrará la serenidad. 

Y a otro le sugiere: 

Si queremos tener paz con nosotros mismos, nos conviene tener una sola voluntad y un solo deseo: poseer a Jesús crucificado, guardando todas nuestras potencias y facultades, para ocuparnos solo de su amor. 
¡Dios mío!, cuán diferente es esta paz a la de aquélla que el mundo da a sus favoritos. Se jactan los mundanos de poseer la paz, pero por lo general es una paz falsa, que finalmente acaba en grandísima guerra.

Sigamos los consejos que nos da este prudente Director de almas y estemos muy atentos en no desviar nuestra devoción intentando ajustarla a nuestro querer, que si perseveramos, encontraremos, como Filotea, el camino recto y seguro para llegar al Corazón Sagrado de Jesús.

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