AL PIE DE LA CRUZ CON LA MADRE DOLOROSA

 

NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES

¡MADRE LLENA DE DOLOR, HAZ CUANDO EXPIREMOS, NUESTRAS ALMAS ENTREGUEMOS POR TUS MANOS AL SEÑOR! 


Mater Dolorosa by Miguel Cabrera

Composición de lugar

Sitúate en el Calvario, al pie de la Cruz, y de manera digna y reverente, mira a la Virgen Santísima y aprende a dar Gloria, Amor y Reparación...


Meditación

El gozo de morir con Cristo y con María

Pues por esta fe, esta contrición, este fervor pasmoso de Compañero de María en sus Dolores, pide, ruega y consigue la Madre que, a su consemejante en la pena y Crucifixión, haga su Hijo desde luego su parecido en la Gloria; y lo consigue, digo, porque muerto Jesús, y viviendo Dimas, goza éste en su Cruz, en cuanto le es posible, delicias de Paraíso: es proporción formal del Venerable y gran Maestro de espíritu Ludovico Blofio, quantum in hac vita haberi posest, Paradisum degustabat:  y lo confirma Arnoldo Carnotense, Abad de Bonavalle, cuando dijo de Dimas que, olvidado de todas sus heridas, se mantenía con la dilatación y delicias de su amor, immemor plagarum Latro, dilectione dilatatur. Mártir le llaman comúnmente con San Cipriano, que de Dimas dijo: subió a la Cruz como Ladrón y de ella subió al Paraíso como Mártir.

Y de muchísimos Mártires sabemos, por su mismo dicho, que las brasas les eran flores, las espinas y peines de acero les eran rosas, los ecúleos y catastas les eran colchones de plumas, convirtiéndoseles en delicias, y regalos los más terribles tormentos por fruto y efecto, como milagro de la dilatación de su amor y caridad.

Pues in tribulaciones dilatastu mihi (Sal 4, 2) puede decir Dimas a Jesús porque concede; y a María porque con sus ruegos le consigue, que sus tormentos y penas en la Cruz se le conviertan en gozos, júbilos y alegrías de Paraíso en su corazón, como dilatado; así entendió San Agustín el "dilatastu" de David, id est cor, como si ya se hallase en el mismo Paraíso.


Oración
 
Propuesta por San Pío X para pedir por México.

¡Oh, María Inmaculada!, velad por México, rogad por México, salvad a México, que cuanto más culpable, mayor necesidad tiene de vuestra poderosa intercesión. Una súplica a vuestro divino Hijo Jesús, que reposa en vuestros virginales brazos, y México será salvo. 
¡Oh, Jesús, obediente a María, salvad a México.

Recemos incesantemente y llenos de confianza esta oración, y no te olvides, querido Guardia de Honor, ofrecer al Corazón traspasado de Nuestra Madre Dolorosa las 7 Avemarías para consolarla y alcanzar para México la gracia de conservarse en la fe.

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