AL PIE DE LA CRUZ CON LA MADRE DOLOROSA
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
¡MADRE LLENA DE DOLOR, HAZ CUANDO EXPIREMOS, NUESTRAS ALMAS ENTREGUEMOS POR TUS MANOS AL SEÑOR!
Composición de lugar
Sitúate en el Calvario, al pie de la Cruz, y de manera digna y reverente, mira a la Virgen Santísima y aprende a dar Gloria, Amor y Reparación...
Meditación
Confortada en el dolor por su Hijo y su "ahijado".
Esta deuda (la de salir Dimas en defensa de Jesús), y de tantas deudas en ésta, es la que reconoce la generosísima Reina, ya que se da por obligada para pedir más luz, más gracia y gracias para aquel su Socio, y Compañero en sus Dolores y su fe tan admirable: y oyendo el "hodie mecum eris in Paradiso" (hoy estarás conmigo en el Paraíso), por efecto de su súplica y mediación, suena el eco en su corazón hacia Dimas "eris in Paradiso"; y suena con un alborozo grande entre sus Dolores amarguísimos, dijo Salmerón (Alfonso, S.J.): "hoc Verbo Beata Virgo singulariter recreata est" (con esta Palabra, la Santísima Virgen fue renovada singularmente), con que en el mar de sus amarguras de entonces, halla María al modo que Jesús en las del Huerto con las voces del Ángel, un conorte, una confortación, un esfuerzo y aún singular recreo con esta Palabra de Jesús.
¿Por qué?
Porque al punto y luego, ve el despacho del Memorial de su "ahijado" Dimas (su único Compañero y socio en sus dolores) por su mediación, y así, al paso que afligida por lo que padece su Hijo, dice alborozada por lo que Éste promete a su ahijado compañero en sus dolores y semejante aún en la pena, y Cruz de su Hijo: Hodie mecum eris.
Que los ruegos de Nuestra Madre Santísima nos alcancen, al igual que a Dimas, que en la última hora escuchemos del Corazón Amante de Jesús las mismas palabras que le dirigió: "hodie mecum eris in Paradiso" por nuestra fidelidad a la Hora de Guardia.
Oración
Propuesta por San Pío X para pedir por México.
¡Oh, María Inmaculada!, velad por México, rogad por México, salvad a México, que cuanto más culpable, mayor necesidad tiene de vuestra poderosa intercesión. Una súplica a vuestro divino Hijo Jesús, que reposa en vuestros virginales brazos, y México será salvo.
¡Oh, Jesús, obediente a María, salvad a México.
Recemos incesantemente y llenos de confianza esta oración, y no te olvides, querido Guardia de Honor, ofrecer al Corazón traspasado de Nuestra Madre Dolorosa las 7 Avemarías para consolarla y alcanzar para México la gracia de conservarse en la fe.
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