EL APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN
SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE
EL ALTAR DEL CULTO AL SAGRADO CORAZÓN
A MODO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL
Oh Padre Eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como Él mismo se os ofrece en sacrificio. Recibid, si os place, esta ofrenda por mí junto con todos los deseos, sentimientos, afectos, movimientos y acciones de este Sagrado Corazón. Todos son míos, puesto que se inmola por mí; no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos en satisfacción de mis pecados para concederme (en cambio) por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y de alabanza, que ofrezco a vuestra divina Majestad, puesto que sólo por Él sois dignamente honrado y glorificado. Amén.
Yo os saludo, Corazón de mi Padre; gobernadme.
DE SU AUTOBIOGRAFÍA
La Santísima Virgen tuvo siempre grandísimo cuidado de mí: yo recurría a Ella en todas mis necesidades y me salvaba de grandísimos peligros.
No osaba dirigirme a su divino Hijo de modo alguno, sino siempre a Ella, a la cual ofrecía el rosario, hincadas las rodillas desnudas en tierra, o haciendo tantas genuflexiones y besando tantas veces el suelo, cuantas Ave Marías rezaba.
Santa Margarita declara aquí la experiencia de aquellas palabras que, un día en el Tepeyac, la Madre de Dios dirigiera a San Juan Diego: "¿No estoy Yo aquí que soy tu Madre?" "¿Qué más has menester?"
Para ti y para mi también se han dirigido estas hermosas palabras, querido Hermano Guardia de Honor, más, tantas veces las echamos al olvido y, ante la dificultad, en lugar de buscar en el Rostro de la Dulcísima María, que sus ojos se vuelvan hacia nosotros para socorrernos, llenos de orgullo nos resistimos a pedirle ayuda, pensando que Ella "no se ocupa de nuestras cosas", dudando de su poder, de su bondad, incluso de su amor y ponemos nuestra esperanza en la suerte, alguna gema, en la palabra de un adivino, incluso del mal consejo de un "amigo".
Solo la humildad nos da la posibilidad de reconocer que el Santo Rosario es el arma eficaz que permite herir de amor el Corazón de Nuestra Madre para que interceda ante su Divino Hijo y nos conceda las gracias que nos hacen falta para nuestra santificación. Ofrezcámoslo con mucha devoción, pidiendo a Santa Margarita María nos enseñe el modo de mejor agradar a la Reina de los Ángeles.
Oh Santa Margarita María, a ti que el Sagrado Corazón de Jesús te hizo partícipe de sus divinos tesoros, te imploramos nos obtengas todas las gracias que necesitamos de ese Adorable Corazón, y en particular la gracia de............ Con ilimitada confianza pedimos a este Corazón nos las conceda por tu intercesión para mayor gloria suya. Amén.
Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
Santa María, Madre de Dios y patrona de la Orden de la Visitación, ruega por nosotros.
Santa Margarita María, Tú que estuviste asociada a los serafines en adorar al Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
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