DE LA IMITACION DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS - X

LA IMITACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN


La purificación del corazón

Para salvarse es necesario imitar al Corazón de Jesús... para ello tengamos siempre en los labios, pero sobre todo en el corazón esta jaculatoria:

Jesús manso y humilde de Corazón,
haced nuestro corazón semejante al vuestro.


Ahora escuchemos la voz dulce y mansa del Sagrado Corazón que nos dice:


Una sola cosa, hijo mío, te es necesaria sobre todas: salvar el alma eternamente; porque si la pierdes, todo está perdido; si la salvas, todo se ha salvado.

Pero no conseguirás la salvación eterna de tu alma si no imitares mi Corazón, porque a los que Dios eligió en su presencia les dio también por destino, hacerse semejantes a la imagen de su Hijo.

¿Y cuál es esta imagen del Hijo de Dios a que deben asemejarse todos los predestinados sino mi Corazón?

Que no a todos es dado imitar mis obras exteriores, ni tampoco pende de la voluntad del hombre realizar las obras maravillosas que yo hice.

Además, dada la diversidad y géneros de vida, no todos pueden seguirme por el camino de mi vida exterior; pero todos, grandes y pequeños, sabios e ignorantes, sea cualquiera su modo de vivir, pueden imitar los sentimientos de mi Corazón.

Si, pues, aspiras a la salvación eterna, aseméjate a mi Corazón, y acomoda los sentimientos de tu corazón a los del mío.

Aunque distribuyeres entre los pobres todos tus bienes; aun cuando entregares tu cuerpo a penitencias extrañas; aunque comprendieres todos los misterios y obrares prodigios estupendos, como tu corazón no fuere semejante al mío, nada has hecho y nada te aprovecharía todo eso para la vida eterna.

Según la semejanza de tu corazón con el mío, serás juzgado, y conforme a ella eternamente remunerado.

¡Cuántos me dirán en el día del juicio! «Señor, ¿por ventura no hemos profetizado en tu nombre y lanzado los demonios y obrado grandes prodigios?» Pero yo les responderé: No os conozco. ¿No veis las heridas que me abristeis? ¿No conocéis este costado que rasgasteis y que para vosotros ha permanecido abierto y en el cual, sin embargo, no habéis querido introduciros?»

Nada, pues, vale cuanto obrares, si no obrares conforme a mi Corazón.



Pensemos mucho en estas palabras del Señor, querido hermano, Guardia de Honor y mientras las meditamos, te espero el próximo domingo... nos vemos al pie del Santo Altar.

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