DE LA IMITACIÓN DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS - XIV

LA IMITACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN


La purificación del Alma

Trabajando en nuestra perfección, seamos como el Corazón de Jesús:

Jesús manso y humilde de Corazón,
haced nuestro corazón semejante al vuestro.

Escucha atenta, alma mía la exhortación que hoy te hace el Divino Amor.


Si quieres, hijo mío, entregarte por completo al trato con mi Corazón, y saborear las dulzuras inefables de esta familiaridad, purifica tu corazón de todo mal. Porque Yo, tu Amado, soy puro e inmaculado, y son mis delicias vivir entre azucenas.

¡Ay, hijo mío, cuál está tu pobre corazón! ¡Nacido en el pecado, morada tanto tiempo de demonios, sucio y desfigurado con tantas manchas, fuertemente propenso al mal y miserablemente alejado del supremo Bien, nutriendo y fomentando tantas afecciones desordenadas, raíces de todo linaje de imperfecciones, lleno de mundo y de sí propio, sin tener otra mira en sus obras más que a sí mismo!


De extrañar es que oses invitarme a venir a tu corazón y a residir en él entre inmundicias.
Abominación es para mí un corazón depravado; náuseas me da un corazón inmundo. ¿Cómo me ha de recrear el habitar en él?

Un corazón puro busco yo; y tengo todas mis delicias en vivir en él y deleitarme allí como entre azucenas.

Quien amare, pues, la pureza de corazón, gozará de mi presencia y gozará, de las ternuras de mi Corazón y de su divina dulzura.




Fuertes son estas palabras, te dejo meditándolas hasta el próximo domingo,
querido hermano, Guardia de Honor... nos vemos al pie del Santo Altar.

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