EL AMOR MISERICORDIOSO

MADRE MARIA TERESA DESANDAIS

El Apóstol del Amor Misericordioso

"La Imagen del Amor Misericordioso"

La Hostia

De la misma manera, cuando os traigo a la Cruz y os digo que quiero ser honrado sobre ese trono de mi Amor, no pretendo apartaros de la Eucaristía.

Habéis podido observar que yo he querido que en mi plan divino la Cruz y la Eucaristía fueran inseparables.

Instituí este Sacramento de amor la víspera de mi muerte, como preludio de mi Pasión, y allí os presenté mi Sangre divina que algunas horas más tarde debía ser derramada por vosotros…

He querido que la Cruz domine siempre en el altar… Yo os pido sencillamente que enseñéis a las almas a leer mi amor sobre esa cruz que está sobre el altar…

Os pido que les hagáis conocer que el Dios de la Hostia es el Dios del Calvario, el Dios de amor misericordioso, que les ama hasta esos divinos excesos y les pide en retorno su fe, su confianza y su amor; el Dios que continúa entregándose a ellos, morando en medio de ellos, manifestándoles su Corazón, y que quisiera hacerles vivir de la vida de su Corazón, de la vida de amor misericordioso de su Corazón; el Dios que se da en comunión, para que siendo Él mismo vuestro lazo sagrado y comunicándoos su Espíritu, podáis todos morar en la unidad de ese mismo Espíritu y en la unión de la divina caridad, como hermanos… por ser hijos amadísimos de vuestro Padre Celestial, que os amó hasta el punto de daros su Hijo Único para que por Él seáis salvos y tengáis en Él vida eterna.

Eso es todo lo que yo os descubro y pido, y si os dejo a
vosotros que lo realicéis por medios humanos, es porque me place obrar así y haceros cooperar a mi obra. Pero yo soy el Señor omnipotente, el Dueño Soberano, y ya os lo he declarado, soy yo quien dispone todas las cosas de tal suerte que se hará, no lo que vosotros hayáis pensado y querido, sino lo que yo mismo he querido en mi plan divino; y sucederá que iré más lejos de vuestra esperanza y que todos se verán obligados a decir: ¡Es el Señor! ¡Es admirable en su obra! – Por eso, tened confianza, nada temáis.

Lo que parece obstáculo, es medio para mi plan divino. Yo dispongo todas las cosas a esta hora para el bien. Tened fe en Mí, y en las horas más sombrías, en los días de tormenta, esperad siempre, esperad contra toda esperanza; no puede ser que destruyan lo que es la misma esencia de la Religión, tanto más que lo que os pido no es tal o cual cosa externa, sino que hagáis conocer a las almas mi Amor Misericordioso por el Evangelio… en la Hostia y sobre la Cruz.

Mas si la Hostia es útil en las estampas para hacer conocer a las almas la unidad de mi Sacrificio, y la triple manifestación de mi Amor Misericordioso por la cual tan particularmente me he revelado a vosotros, no es ya útil sobre el altar, puesto que en el Sagrario estoy Yo allí realmente; e importa mucho hacer entonces
comprender a las almas que Aquel que ven sobre la Cruz en la manifestación de su misericordioso amor, está allí vivo, resucitado… en su estado de Hostia, por amor.

Lo que deseo es que se enseñe a las almas a leer en todas partes mi misericordioso amor, que se les enseñe a guardar mi palabra… a amarse unos a otros…

Tengo tan pocos amigos fieles, porque no me conocen; a la hora de la prueba se retiran y me abandonan… porque se buscan a sí mismos. Rogad con insistencia por todas las almas tentadas, en la prueba de amor.

Pues las ocasiones en que ellas se encuentran son
medios excelentes para darme testimonio de su fidelidad.

Las almas se buscan a sí mismas sin cesar, ya lo decía el gran Apóstol, y es siempre verdad. Aun entre mis amigos, bien pocos me aman con un corazón fiel, delicado, generoso, que les haga elevar los ojos sin cesar hacia el Padre.

Quisiera atraer las almas hacia arriba, lejos de la tierra, hacia el Padre, para tomar en Él fuerza y luz. Quisiera atraerlas hacia Mí para enseñarlas a hacer actos de fe, de confianza verdadera y sobrenatural, de misericordiosa caridad… Ejercitaos en hacer estos actos para atraerme almas y ayudarme a hacerlas comprender lo que es amar.

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