NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN

MARÍA SANTÍSIMA

¡NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN PROTEGED A LA GUARDIA DE HONOR!

LA MADRE QUE NOS ADVIERTE DE NUESTROS PECADOS PARA NO CONTRISTAR MÁS EL CORAZÓN MISERICORDIOSO DE JESÚS

Un poco de historia...

Entre las dos apariciones de la Inmaculada Concepción a su querida Francia, y por ella, que es la "hija primogénita de la Iglesia", a todo el Orbe Cristiano, hay una Mariofanía intermedia a la que San Juan Pablo II llamó "el corazón de las profecías".

Corría el año de 1846 en un poblado de la diócesis de Grenoble, llamado La Salette.

Dos pastorcitos vieron a la Santísima Virgen, que se presentó como Nuestra Señora de las lágrimas y les dio un mensaje a cada uno por separado. El mensaje que le dio a Melanie se reduce a 33 puntos que nosotros, como Guardias de Honor del Sagrado Corazón, debiéramos tener muy presentes en nuestro oficio de dar Gloria, Amor y Reparación a ese Corazón que tanto ama a los hombres y que no recibe en respuesta a su amor más que ingratitudes.

La Santísima Virgen, como toda madre amorosa que ve a sus hijos en inminente peligro los advierte, y dijo:

• Melanie, lo que voy a decirte ahora no permanecerá siempre en secreto. Podrás publicarlo en 1858.

1858 fue el año en el que sucedieron las apariciones en Lourdes.

• Los Sacerdotes, ministros de mi Hijo, los Sacerdotes, por su mala vida, por sus irreverencias y su impiedad al celebrar los santos misterios, por amor del dinero, por amor del honor y de los placeres, los Sacerdotes se han transformado en cloacas de impureza. Sí, los Sacerdotes reclaman venganza, y la venganza está suspendida sobre sus cabezas.

•  ¡Desdicha de los Sacerdotes y las personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y su mala vida crucifican de nuevo a mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios claman al cielo, y llaman la venganza, y he aquí que la venganza está a sus puertas, pues no hay más nadie para implorar misericordia y perdón para el pueblo.

• No hay más almas generosas, no hay más persona digna de ofrecer la Víctima sin mancha al Eterno en favor del mundo.

Nuestra Señora busca almas generosas que se entreguen... Ojalá encuentre muchas entre LOS GUARDIAS DE HONOR DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS,  que durante su Hora de Guardia ofrezca la Preciosísima Ofrenda muchas veces, sobre todo por los sacerdotes.

• Dios va a golpear de una manera sin ejemplo. ¡Desdichados los habitantes de la tierra! Dios va a agotar su cólera, y nadie podrá sustraerse a tantos males reunidos.

• Los jefes, los conductores del pueblo de Dios, han descuidado la oración y la penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias. Se han convertido en esas estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos perecer.

• Dios permitirá a la antigua serpiente poner divisiones entre los que reinan, en todas las sociedades y en toda las familias; se sufrirán penas físicas y morales.

• Dios abandonará los hombres a sí mismos y enviará castigos que se sucederán durante más de treinta y cinco años.

• La sociedad está en la víspera de las plagas más terribles y de los más grandes acontecimientos; hay que esperar ser gobernado por una vara de hierro y beber el cáliz de la cólera de Dios.

El siglo XIX fue el caldero donde fermentaron todas las doctrinas que envenenaron al hombre, alejándolo de Dios y conduciendo al mundo a la apostasía que predomina en nuestros tiempos: Comunismo, Socialismo, Naturalismo... y cualquier forma de TOTALITARISMO.

• Que el Vicario de mi Hijo, el Soberano Pontífice Pío IX, no salga más de Roma después del año 1859. Pero que sea firme y generoso, que combata con las armas de la fe y del amor; yo estaré con él.

• Que desconfíe de Napoleón; su corazón es doble y cuando querrá ser a la vez Papa y emperador, enseguida Dios se retirará de él. Él es esa águila que, queriendo siempre elevarse, caerá sobre la espada con que deseaba servirse para obligar a los pueblos a elevarle.

Continuará...

OBSEQUIO

Una Rosa y Nueve Ave Marías

Venid y vamos todos

Con flores a porfía

Con flores a María

Que Madre nuestra es.