EN LA ESCUELA DE SANTA JUANA DE CHANTAL

   

APRENDER DEL SAGRADO CORAZÓN...

EN LA ESCUELA DE SANTA JUANA FRANCISCA FREMIOT DE CHANTAL

"¡Viva Jesús! si, mi Señor Jesús, viva y reine eternamente en nuestros corazones."

Notas íntimas de Santa Chantal, VSM.



Jueves 27 de agosto 2020

Nos santiguamos y recitamos la oración inicial


Eterno Dios, trino y uno: pues sois tan admirable en vuestros siervos, y especialmente lo fuisteis en vuestra escogida sierva Santa Juana Francisca, a quien fortalecisteis con una fe tan clara y resplandeciente de los misterios, que los creía más ciertamente que si los viese con los ojos del cuerpo, y que hicisteis que esta fe con que fue tan ilustrada, la sirviese de lúcida antorcha para caminar segura en medio de las tentaciones que sobre esta virtud sufrió, suplicoos, Jesús mío, me concedáis por la fe de vuestra sierva una fe que me ilumine para creer cuánto me enseña la Santa Iglesia, y que me dirija en los pasos interiores de mi espíritu, y me alcance la gracia que os pido durante este mes. Amén.


CONSEJO DE SANTA JUANA FRANCISCA

Tendremos tantos grados de amor, como tengamos de mortificación.


RASGOS DE SU VIDA

Con santos pensamientos y deseos de humildad, hizo la señora de Chantal un acto de grande importancia.

En el siglo XVII estaba el mundo como en la Edad Media, poblado de jóvenes, viudas y casados que, detenidos en el siglo por la edad o el deber, se asociaban a las oraciones y penitencias de las grandes Órdenes Religiosas, aceptaban su regla, su oficio, su espíritu y aún parte de su traje, con la condición de participar de sus méritos y buenas obras, y no pudiendo ir al retiro de sus monasterios, los llamaban, y en cierto modo los introducían en el hogar doméstico.

Dos Terceras Órdenes eran las más populares entre todas: la de Santo Domingo y la de San Francisco; la primera inclinaba especialmente a las almas a la penitencia; la segunda a la humildad y a la pobreza. La señora de Chantal prefirió esta última, y se hizo recibir en ella el 6 de abril de 1603.

Ciñendo su cintura con el cordón de San Francisco de Asís, creía nuestra Santa no ceder sino a su desprecio del mundo y el amor que sentía a la humildad y a la pobreza; pero, sin saberlo, daba el primer paso hacia la vida religiosa que debía abrazar después, aunque bajo una forma bien diferente, y hacia la cual una mano invisible principiaba a inclinar su corazón y a dirigir la carrera de su vida.

LA PERFECCIÓN DE SU AMOR A DIOS 

Amorosísimo Jesús y Dios eterno, que fortalecisteis con un espíritu de mortificación a vuestra escogida sierva Santa Juana Francisca, que decía, revestida del espíritu de fervor, la oración y la mortificación son los principales ejercicios de la Religión, habiéndose ejercitado en estas dos virtudes con mucha particularidad: os suplico, mi buen Jesús, me concedáis por vuestra escogida sierva, que mortifique todas mis acciones, palabras y pensamientos, y así merezca la gracia que os pido. Amén

Práctica

Se rezarán tres Padre Nuestros, Ave Marías y Gloria Patris a la Santísima Trinidad en obsequio del favor que la Santa recibió a lo largo de su vida y durante el día, se harán tres actos de mortificación interior.

Gloriosísima Santa Juana Francisca:

- Ángel de la pureza, ruega por nosotros.

- Arcángel en la solicitud del bien de las almas…

- Principado excelentísimo en la dirección espiritual y perfecta de innumerables almas…

- Potestad admirable en refrenar los sentidos y las pasiones que son los demonios que más daño nos hacen…

- Virtud prodigiosa en muchedumbre de milagros…

- Dominación sagrada en forma de criatura terrestre de angélico espíritu.

- Trono donde descansó el celestial Esposo…

- Querubín luminoso que alumbráis las acciones de vuestro instituto con vuestros escritos…

- Serafín fogosísimo en cuyo pecho imprimió el amor el Santo nombre de Jesús…

Yo, Santa mía amadísima, me gozo de los singulares dones con que nuestro dulcísimo Esposo enriqueció vuestra alma, y confiado en vuestra benignísima caridad, imploró vuestra clemencia para que me alcances del Señor que os imite en esta vida, y después os acompañe en la gloria. Amén.


Antífona

Tenía Santa Juana Francisca muy grande reputación entre todos, porque temía mucho al Señor, y no había quién hablase de ella una mala palabra.

V. Supo complacer al Señor.

R. Y el Señor se agradó de su modo de proceder.

Omnipotente y misericordioso Dios, que a la Bienaventurada Juana Francisca, abrasada en vuestro amor, la concedisteis una admirable fortaleza de espíritu para caminar en la perfección por todas las sendas de la vida espiritual, y quisisteis por su medio ilustrar a la Iglesia con una nueva familia; concédenos por sus méritos y ruegos, que así como conociendo nuestra flaqueza, confiemos en vuestra virtud, así con el auxilio de la divina gracia venzamos todo lo adverso, por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Nos santiguamos para finalizar

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