II - PREFIGURAS - TOMA Y LEE

  

TOMA Y LEE

EL CORAZÓN DE JESÚS, EL LIBRO DE LA CIENCIA DIVINA DONDE APRENDIÓ SANTA MARGARITA MARÍA

Meditaciones 

(Segunda parte)



TEXTO PARA LA MEDITACIÓN

"He aquí una mano extendida hacia mí, la cual tenía un volumen o libro arrollado." 
EZEQUIEL 2, 9.

Si el libro que se le dio al Profeta prefiguraba al Sagrado Corazón de Jesús, podríamos exclamar con el doctísimo jesuita Alfonso Salmerón:
"¡Oh Libro superior a todo libro, es necesario hojearte a cada hora y tenerte siempre a la mano! ¡Oh Palabra abreviada, que el mundo desprecia; sólo contigo debemos hablar para sentir en nuestro corazón el poderoso estímulo del verdadero amor!"

Ahora bien; este Libro está escrito por dentro y por fuera: 

- por dentro, por su divinidad y por el amor inmenso con que el Divinísimo Corazón de Jesús, con una constancia llevada hasta el extremo, nos amó hasta el fin; por lo que el Apóstol dijo: “Me amó y se entregó a sí mismo por mí.

- por fuera está escrito con estilo de hierro, con durísimos clavos y con una lanza cruel, etc. 

El Espíritu Santo escribió este Libro, pues Jesús, en cuanto Hombre, fue concebido por obra del Espíritu Santo; el Padre Eterno lo dictó: como quiera que desde la eternidad: “Hirviendo esté el pecho suyo sublimes pensamientos.”  

La Humanidad inmaculada de Jesús, suministrada por el corazón purísimo de la Virgen Beatísima, Humanidad que tomó de ella, constituye las virginales hojas del maravilloso Libro; su ligadura; la Unión Hipostática que con indisoluble lazo aprieta, sin confundirlas, a entrambas naturalezas: Divina y Humana. 

Fue cortado este Libro una vez que hubo llegado el día octavo en que debió ser circuncidado el Niño.  

Tinta divina fue aquella su purpúrea sangre, por nuestra salud tantas veces derramada, en medio de los amarguísimos dolores de la Pasión. 

Tantos fueron los caracteres que aparecieron en el místico Libro, cuantas heridas y cicatrices recibió; caracteres y heridas que, según opinión probable ciertos Padres, excedieron al número común. 

Fue impreso el sagrado Volumen al ser oprimido, en la ensangrentada cima del Gólgota, en el lagar de afrentosa cruz; acontecimiento que pronosticó Isaías diciendo: “El lagar lo he pisado yo solo, sin que nadie de entre las gentes haya estado conmigo.”  

Por último, se abrió este divino Libro, y se le dio lectura en público cuando en la Cátedra de la Cruz, por la cruelísima lanzada de Longinos, fue atravesado el Corazón Divinísimo de Jesús: 

Uno de los soldados, dice San Juan,  con su lanza le abrió el costado.” 

Comentando este pasaje San Lorenzo Justiniani, dice: “Dios expuso al público este Libro para que todos lo leyeran.”  De aquí el haber puesto por lema a esta Consideración aquello que, con suavísimo acento, dijo el Niño a San Agustín, entregándole el Libro: “Toma y lee.

Te invito a la "Biblioteca celestial", querido Hermano Guardia de Honor, escoge el libro que más te guste para tu Hora de Guardia. Te sugiero el mismo que escogió el Profeta Ezequiel y que también leyó Santa Margarita María: El Sagrado Corazón del Divino Redentor. Tómalo en tus manos, míralo, hojéalo, tal vez a ti también te guste y sea tu Libro preferido.

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