II - LA DULZURA DE LA VIRTUD

 




LA DULZURA DE LA VIRTUD 

Tres regalos le da Dios al alma...


Continuamos la reflexión de San Claudio a la Duquesa de York:

"El primer regalo que Dios le da al alma es su gracia; y con esta gracia podemos hacer cualquier cosa"...

Si de verdad consideráramos esta realidad, querido hermano Guardia de Honor, no buscaríamos pretexto para no adelantar en la perfección.

... "el segundo es su amor; el cual nos hace que todo sea fácil y agradable"...

Aún la contrariedad, la tribulación, el dolor, la adversidad, los defectos del prójimo... por eso los santos son santos, tú y yo... ¿cuándo?

... "el tercero es una seguridad en la salvación que no permite que se dude de ella; esta seguridad se mezcla con un cierto temor que no la perturba; es una luz que nos hace tocar, que nos hace sentir las cosas de la fe. 

Una persona a quien Dios le da esta luz, pierde en un momento toda la estima que tenía por los bienes de la tierra, y en efecto, es como si los perdiera: ella es como aquel que creyera tener en un millón de piedras su tesoro, y a quien un hábil lapidario le mostrara que son un montón de piedras falsas, que es sólo vidrio, y que todo esto no tiene ningún valor; de repente esta persona que se creía rica, se reduciría a la miseria y sentiría todos los dolores de la pobreza.

¿Tendremos el valor de acoger esta luz que nos viene de lo alto?

De esa luz que nos muestra lo generoso que es Dios al habernos otorgado el don de sí mismo y de nuestra salvación, el cual debemos cuidar para no perderlo, por lo que nos da un temor filial de ofenderlo con el fin de evitar el pecado, y nos da la experiencia de Dios, de su bondad, de su misericordia por la fe.

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