AL PIE DE LA CRUZ CON LA MADRE DOLOROSA
NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES
¡MADRE LLENA DE DOLOR, HAZ CUANDO EXPIREMOS, NUESTRAS ALMAS ENTREGUEMOS POR TUS MANOS AL SEÑOR!

Composición de lugar
Sitúate en el Calvario, al pie de la Cruz, y de manera digna y reverente, mira a la Virgen Santísima y aprende a dar Gloria, Amor y Reparación...
Meditación
El Sacrificio del Corazón de María
…Y esto ejecuta María: clamando, pidiendo y rogando al Padre, al ejemplo y con las voces mismas con que ruega y pide el Hijo por ellos, dimitte illis.
Y como fue tan admirable su valor en el eco de la voz, y primera palabra de su Hijo, lo fue también su eficacia en este eco: Dimitte illis.
Y es que en todo quiso el Hijo se le asemejase, y acompañase su Madre para dicha y felicidad de todos.
Por Isaías se introduce como Cordero, y Oveja para el Sacrificio, que ha de ser la reparación del Mundo: (Is 53,7); y reparo que dos veces se expresa su silencio sicut agnus, qui ad occisionem ducitur, et quasi ovis, quae coram tondentibus se obmutuit et non aperuit os suum.
Con que siendo el Sacrificio uno, se introducen como si fueran dos Víctimas las que se ofrecen en él, pues dos suenan: en el Cordero, y la Oveja, lo que nos descifró antes el mismo Arnoldo diciendo; que el Cordero Inocentísimo Hijo Jesús, y la benignísima Oveja Madre María (unum holocaustum pariter offerebant) ofrecieron juntos un holocausto; y como de ambos fue el Sacrificio, se dice el silencio de dos, porque se entienda de ambos.
Bien, y ¿al romper ese silencio el Cordero con el dimitte? por asentado, que la Oveja Madre también lo rompió con el eco de su Corazón, diciendo también dimitte. Porque quiso el Hijo que el eco de su Madre se uniese a su voz, y su palabra dimitte, para que la eficacia de ella también se atribuye a ambos.
Oración
Propuesta por San Pío X para pedir por México.
¡Oh, María Inmaculada!, velad por México, rogad por México, salvad a México, que cuanto más culpable, mayor necesidad tiene de vuestra poderosa intercesión. Una súplica a vuestro divino Hijo Jesús, que reposa en vuestros virginales brazos, y México será salvo.
¡Oh, Jesús, obediente a María, salvad a México.
Recemos incesantemente y llenos de confianza esta oración, y no te olvides, querido Guardia de Honor, ofrecer al Corazón traspasado de Nuestra Madre Dolorosa las 7 Avemarías para consolarla y alcanzar para México la gracia de conservarse en la fe.
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