EL APÓSTOL DEL SAGRADO CORAZÓN

 

SANTA MARGARITA MARÍA ALACOQUE 

EL ALTAR DEL CULTO AL SAGRADO CORAZÓN



 A MODO DE COMUNIÓN ESPIRITUAL

Oh Padre Eterno, permitid que os ofrezca el Corazón de Jesucristo, vuestro Hijo muy amado, como Él mismo se os ofrece en sacrificio. Recibid, si os place, esta ofrenda por mí junto con todos los deseos, sentimientos, afectos, movimientos y acciones de este Sagrado Corazón. Todos son míos, puesto que se inmola por mí; no quiero tener en adelante otros deseos que los suyos. Recibidlos en satisfacción de mis pecados para concederme (en cambio) por sus méritos todas las gracias que me son necesarias, sobre todo la gracia de la perseverancia final. Recibidlos como otros tantos actos de amor, de adoración y de alabanza, que ofrezco a vuestra divina Majestad, puesto que sólo por Él sois dignamente honrado y glorificado. Amén.

Yo os saludo, Corazón de mi Hermano; quedaos conmigo.

DE SU AUTOBIOGRAFÍA

Desde este tiempo todos mis afectos se dirigieron a buscar mi completa dicha y consolación en el Santísimo Sacramento del altar. Pero hallándome en un pueblo distante de la iglesia, no podía ir a ella sin el permiso de esas personas, y acontecía, que cuando quería una, la otra me negaba su permiso; y muchas veces, cuando demostraba mi dolor con el llanto, me echaban en cara, que era porque habría dado cita a algunos jóvenes y sentía mucho no poder ir a su encuentro, bajo el pretexto de oír Misa, o ir a la bendición del Santísimo. ¡Y yo, que tenía en mi corazón un horror tan grande a todo esto, que hubiera consentido ver desgarrar mi cuerpo en mil pedazos antes de abrigar tal pensamiento! 
Esta fue la época en que, no sabiendo dónde refugiarme, sino a un ángulo del jardín, o del establo u otro lugar secreto, en el cual pudiera arrodillarme y derramar los afectos de mi alma con mis lágrimas en la presencia de Dios, por medio de la Santísima Virgen, mi buena Madre, en la que había puesto toda mi confianza, permanecía allí días enteros sin comer ni beber. Esto era lo ordinario; a veces algunas pobres gentes del pueblo me daban por compasión un poco de leche o fruta hacía la tarde. Después, cuando volvía a casa, era tal mi miedo y temblor, que me parecía ser una pobre criminal, caminando a oír su sentencia; y antes que vivir así, me hubiera tenido por más dichosa yendo a mendigar un pedazo de pan, pues con frecuencia no osaba tomarlo de la mesa. 
En el momento en que entraba, comenzaba la batería con mayor fuerza, diciéndome que no había tenido cuidado del arreglo de la casa y de los niños de aquellas amadas bienhechoras de mi alma; y sin permitirme hablar una sola palabra, me ponía a trabajar con los criados. Después de esto, pasaba las noches, como había pasado el día, vertiendo lágrimas a los pies de mi Crucifijo, el cual me manifestó, sin que yo comprendiese nada, que quería ser el dueño absoluto de mi corazón y hacerme en un todo conforme a su vida dolorosa, y a este fin quería constituirse Maestro mío, haciéndose presente a mi alma para obligarme a obrar como Él en medio de sus crueles dolores, dándome a conocer que los había sufrido por mi amor.
Soportar con paciencia los defectos del prójimo

Nos resulta muy grato hablar de "misericordia" cuando la referimos a nosotros mismos, que el prójimo ejercite la "paciencia" y comprenda mis defectos; pero, no es tan fácil cuando el ejercicio es al revés.

Si se trata de "soportar", podemos hacerlo un día, dos, una semana... pero, un mes, un año, cinco años, veinte años, toda una vida... y "con paciencia".... Santa Margarita María rogaba siempre por sus "bienhechoras", como ella solía llamar a las tres mujeres que se apoderaron de su casa y el gobierno de ésta. ¿Así llamamos, tú y yo, querido Guardia de Honor, a quien tal vez sin verlo o quererlo nos contraría, no hiere, nos molesta? Pidamos esta gracia al Sagrado Corazón de Jesús por intercesión de su Apóstol.

Oh Santa Margarita María, a ti que el Sagrado Corazón de Jesús te hizo partícipe de sus divinos tesoros, te imploramos nos obtengas todas las gracias que necesitamos de ese Adorable Corazón, y en particular la gracia de............ Con ilimitada confianza pedimos a este Corazón nos las conceda por tu intercesión para mayor gloria suya. Amén.

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

Santa María, Madre de Dios y patrona de la Orden de la Visitación, ruega por nosotros.
Santa Margarita María, Tú que viviste profundamente escondida en el Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
(3 veces)


 

Comentarios

Entradas populares